9/02/2013

El hombre y la mujer Escorpio

El hombre Escorpio
El extremismo incontrolado de este nativo, su impulso vital sin fronteras, le lleva a convertirse en uno de los signos zodiacales más inescrutables y sorprendentes. Arrollador para construir y destruir, apegado sólidamente a la vida, se siente atraído por la muerte y por los misterios del más allá. Defensor nato de los demás, se toma cruel y brutal en nombre de esa misma defensa.
No concibe el amor si no se refrenda con una sexualidad total. Para él, la sexualidad es un reto al que responde con todas sus armas, con todas sus energías, obsesionado con dominar el límite de las pasiones humanas. No acepta que esto sea una empresa imposible. Las dificultades se destruyen, las trabas se rompen.
Asombra su capacidad de lucha, pero aterra la posibilidad de que su carácter vehemente se revuelva de pronto con lo que considera un estorbo en sus metas. Y traduciendo esto al campo del amor, se puede asegurar que su vehemencia pasional, su machismo posesivo y hasta agresivo, puede despertar amores volcánicos en mujeres cuya sexualidad sea ardiente, y repudio por aquellas más sentimentales, temerosas o, simplemente, tímidas.
Y de la misma manera que ama sin límite, odia sin límite. Sus celos pueden ser feroces. No hay atisbos de ternura ni delicadeza en su forma de amar. Hay un deseo loco de poseer, de poner a sus pies, de hacer feliz a su pareja en el desgarro trágico de su pasión.
Si quieres llevarte bien con un Escorpio, no te enfrentes a un Escorpio. No le lleves la contraria aunque no tengan razón.

La mujer Escorpio
Al igual que el hombre, da mucha importancia al erotismo. A menudo es seductora y parece más hecha para vivir pasiones arrolladoras y breves que para una vida matrimonial, que, con el tiempo, podría resultarle monótona.
Para ella no hay serenidad, comedimiento, prudencia, ternura, sosiego...; es un símbolo de pasión a todos los niveles. Es una provocación constante, un reto continuo, una búsqueda frenética de la felicidad que los demás no comprenden. De ahí su exposición constante a la desilusión y al dolor. Necesita vivir intensamente cada minuto de su vida. Necesita ser admirada, tenida en cuenta, deseada sobre todo. Su espíritu agresivo le hace estar siempre sobre ascuas. No hay reposo para su espíritu inquieto. Ha de intentarlo todo, conseguirlo todo. Tiene plena conciencia de la importancia que para su felicidad tiene su vida sexual. Por eso sus aventuras amorosas son totales, frenéticas, ciegas. Por eso, también está siempre expuesta a grandes desengaños que tiñen su vida de continuas tragedias.
Si quieres llevarte bien con un Escorpio, no te enfrentes a un Escorpio. No le lleves la contraria aunque no tengan razón.

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