Lizbeth Andrew Borden nació en Fall River, Massachussets un 19 de Julio de 1860. Los padres de Lizzie se llamaban Sarah Anthony Borden y Andrew Jackson Borden, y su hermana, Emma Borden. La familia era muy importante en Fall River ya que tiempo atrás el clan Borden había sido el más importante de la ciudad. Desgraciadamente, cuando Lizzie tenía 2 años su madre falleció y su padre, 2 años después contrajo matrimonio de nuevo con Abby Durfee Gray.
Cuando Lizzie contaba con 14 años, se mudaron al 92 de Second Street, uno de los barrios más importantes de manufactura de ropa de algodón. Andrew era un padre dedicado a los negocios por ello pasaba mucho tiempo fuera de casa y no daba pie a poder tener una buena relación con su familia por eso, Abby, la mujer de Andrew comenzó a sentirse marginada dentro de su nueva familia y despreciada por sus hijastras a causa de su origen humilde. En 1887, Andrew compró una de las casas que había pertenecido a la familia Abby, nombrándola a ella como dueña y heredera. Este gesto irritó muchísimo a las hermanas Borden que se consideraron excluidas de la herencia de su padre. A partir de ese momento, la situación familiar empeoró mucho, siendo Abby el objeto de odio de las hermanas que comenzaron a retraerse de la rutina familiar y encerrándose la mayor parte del tiempo en sus habitaciones, incluso para comer.
Lizzie había heredado el carácter hosco, materialista, frío y serio de su padre y por el contrario, su hermana mayor Emma era una muchacha frágil y sensible. A pesar de los caracteres tan opuestos, ambas odiaban a su madrastra que a pesar del rechazo de sus hijastras, intentaba ser amable y complaciente con ellas aunque conseguía el efecto contrario.
En una ocasión, la familia cayó enferma y el diagnóstico fue que habrían comido algo en mal estado. Abby por el contrario pensaba que habían sido envenenados y es lo que seguramente sucedió según los investigadores.
Andrew Borden quiso transferir una de las propiedades de los Borden a nombre de su esposa Abby, pero como era sabido el odio de sus hijas hacia su esposa, quiso hacerlo en secreto. Lizzie se enteró de esta transacción y compró veneno en una tienda cercana.
El 4 de Agosto de 1892, Andrew, Abby y John Vinnicum Morse - hermano de la primera esposa de Andrew - desayunaban en el salón de la casa tranquilamente, mientras que Lizzie estaba en su cuarto y Emma se encontraba en casa de una amiga. Alrededor de las 9 de la mañana la sirvienta comenzó a encontrarse mal del estómago por lo que tuvo que salir fuera de la casa y vomitar en el jardín. El matrimonio Borden también se encontraba mal del estómago desde hacía unos días. Andrew, alrededor de las 9:30 salió de la vivienda y se fue a la ciudad para trabajar, la criada se ocupaba de la casa y Abby Borden entraba al cuarto de los invitados para no volver a salir jamás.
Sobre las 10:35, Andrew volvía a casa y al llegar se encontró a su hija Lizzie en lo alto de la escalera, cerca del cuarto de invitados. Al bajar, le dijo a su padre: "LA SEÑORA BORDEN HA SALIDO. DEJÓ UNA NOTA DICIENDO QUE IBA A VISITAR A UN ENFERMO". Andrew comenzó a sentirse mal y se dirigió al sofá del cuarto de estar donde se recostó.
A las 11 de la mañana, los gritos de Lizzie alarmaron a la criada que acudió en su ayuda. El padre de familia se encontraba muerto en el sofá donde minutos antes se había acostado. Lizzie exclamó que alguien había entrado en la casa y lo había asesinado mientras ella se encontraba en el patio. La criada llamó al médico de la familia, a los vecinos y a la policía.
Mientras el doctor examinaba al padre, Lizzie dijo haber oído llegar a su madrastra en ese momento, por lo que ordenó a la sirvienta a subir a su habitación. Cuando la sirvienta y la vecina subieron al cuarto de Abby se encontraron a la mujer parcialmente oculta tras la cama.
El examen del doctor dictaminó que ambos habían sido asesinados con una herramienta pesada y cortante, seguramente un hacha. Al señor Borden le habían dado 11 hachazos que le habían reventado el globo ocular, roto la nariz y cortado hasta llegar al hueso. La sangre todavía brotaba de sus heridas. Abby se encontraba bocabajo entre la cómoda y la cama del cuarto de invitados. Había sido atacada por detrás y mostraba 19 heridas en la espalda y en la cabeza. La sangre se encontraba ya coagulada por lo que había fallecido tiempo antes que el señor Borden. El medico realizó las autopsias de las víctimas en la mesa del comedor de la casa Borden y allí permanecieron durante toda la noche. Emma había sido avisada de lo ocurrido y llegó por la noche con una amiga.
La policía había inspeccionado toda la casa en busca de algún indicio o prueba y lo encontraron en el sótano cuando descubrieron dos hachas. Una de ellas se encontraba en una caja de madera cubierta por una capa de carbón recién aplicada.
Al día siguiente, las hermanas Borden pusieron un anuncio en el periódico con una recompensa de 5.000 Dólares a quien proporcionase información que condujera hacia el asesino. Mientras tanto, la policía comenzaba a sospechar de la hija pequeña de los Borden. Al día siguiente le comunicaron que ella era la principal sospechosa del caso.
El 11 de Agosto Lizzie fue detenida como sospechosa del asesinato de su padre y aunque se declaró inocente, ingresó en la cárcel de Taunton, en Massachusetts. El 2 de Diciembre, el jurado declaró culpable a Lizzie del asesinato de su padre y de su madrastra. El testimonio de la sirvienta fue claro para que Lizzie fuera declarada culpable de asesinato, puesto que habló de la tensa relación que Lizzie tenía con su madrastra. Lizzie se defendió argumentando que mientras su padre era asesinado, ella se encontraba en el desván buscando un trozo de metal para reforzar la reja de la entrada pero según el testimonio de un policía, todo el desván estaba cubierto por una fina capa de polvo, no había huellas de pisadas ni ningún otro signo de que allí hubiera entrado alguien.
Las autopsias habían confirmado que Abby Borden había muerto una hora y media antes que Andrew Borden y al examinar los cráneos de las víctimas, sus heridas encajaban perfectamente en el hacha que había sido encontrada en el sótano.
A pesar de todas las pruebas incriminatorias, el fiscal declaró a Lizzie Borden inocente por ser "UNA MUJER PERTENECIENTE AL SEXO QUE TODOS LOS HOMBRES DE BIEN DEBÍAN HONRAR, UNA MUJER CRISTIANA, TODA UNA SEÑORA, IGUAL QUE SUS ESPOSAS Y LA MÍA, UNA MUJER A LA QUE CONSIDERAMOS INCAPAZ DE COMETER UN CRIMEN". Al escuchar el veredicto, Lizzie medio desvanecida se echó a llorar y rogó que la llevaran a casa. Lizzie cambió su nombre por el de Lizbeth A. Borden, vivió la vejez tranquila y murió el 1 de Junio de 1927.
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