6/27/2017

La gran mentira de las Amazonas: las arqueras letales que odiaban a los hombres

Según la mitología las amazonas eran un pueblo de mujeres guerreras expertas en el uso del arco y más que diestras a la hora de cabalgar. La leyenda, con todo, ha tenido un doble rasero con ellas. Y es que, afirma también de ellas que se quemaban el seno derecho para que este no les molestara a la hora de apuntar y disparar; que odiaban a los hombres, y que ahogaban en muchos casos a sus vástagos si estos eran varones.
Sin embargo, a día de hoy su existencia se encuentra entre la realidad y la leyenda. Un debate que ha vuelto a reabrirse después de que se haya estrenado en los cines el popular largometraje !Wonder Woman".
La llegada a la gran pantalla de esta película ha sido aprovechada por algunos historiadores como John Man. El también antropólogo ha publicado recientemente una obra en la que - según sus palabras - demuestra que el mito sobre estas combatientes es "UNA AUTÉNTICA BASURA Y UNA VERDADERA TONTERÍA". Al menos, así lo afirmó la semana pasada en una entrevista concedida al diario "Daily Mail".
En palabras de Man, la leyenda de las amazonas fue fabricada por los griegos con el objetivo de "APUNTALAR SU IDEA DE SÍ MISMOS". La explicación que aporta el historiador y antropólogo es sencilla: aunque estas "inexistentes" guerreras eran letales, sus atributos más laureados eran lo que habitualmente se asociaban al género masculino.
Con todo, otros expertos como el arqueólogo Carlos Alonso del Real fueron más benévolos en vida con dichas guerreras. Este autor español (uno de los grandes estudiosos del tema en nuestro país) no dudó en vida de la historicidad de dichas mujeres y estudió de forma exhaustiva cuál era la realidad y cuál la leyenda sobre ellas. En todo caso, la pregunta sigue viva... ¿Realidad o mito?

EL MITO

Tal y como afirma Liliana Pégolo (del Instituto de Historia Antigua de la Universidad de Buenos Aires) en su dossier "Del mito de las amazonas a las mujeres santas": "la narración fabulosa de las amazonas entra en la historia cultural griega durante la primera mitad del siglo VI a.C.". A partir de ese momento se las empieza a definir (según determina el autor José Antonio Solís en su obra "Mujeres de capa y espada") como "un grupo de mujeres guerreras, supuestamente hijas de Ares, siendo su madre en la mayoría de los casos, Harmonía". De esa guisa, aquella tribu tendría la sangre del mismísimo dios de la guerra y de la diosa de la armonía y la concordia.
Con todo, esta es una de las teorías mitológicas que, entre otros, defendió Apolonio de Rodas (siglo III a.C.). Este autor era partidario de que Harmonía era la amante de Ares, y no su hija (como hasta ese momento se creía). Así lo afirma en el Canto II de las Argonáuticas (su obra más destacada). "Que no eran en vano (las amazonas) de la raza de Ares y la Ninfa Harmonía, aquella que al dios Ares le alumbró unas hijas amantes de las guerras tras haberse acostado con él en la espesura del bosque de Acmón".
Independientemente de los líos de faldas, de las amazonas ya se había hablado anteriormente. Ejemplo de ello es que Homero (siglo VIII a.C.) las define en la liada como una tribu de guerreras "varoniles".
En todo caso, tanto para Solís, como para otros autores como Elsa Felder (quien desvela los pormenores de dichas guerreras en "Vida y pasión de grandes mujeres") estas letales combatientes se organizaban en un estricto sistema matriarcal en el que la máxima autoridad era la reina. Una gobernante, por cierto, cuya forma de acceder al trono es desconocida a día de hoy. Ya fuera por herencia o por valentía en el combate, esta regente gobernaba una región que (según la mayoría de los historiadores clásicos) era exclusivamente femenina.
Pero, ¿dónde residían estas mujeres tan peculiares? La lista de sus posibles asentamientos es innumerable atendiendo a las fuentes, pero la mayoría de autores coinciden en ubicarlas en los alrededores del Cáucaso.
"Los griegos les atribuían existencia histórica y colocaban su reino, en las pendientes del Cáucaso, en Tracia o en la Escitia meridional en las llanuras de la orilla izquierda del Danubio", destaca la autora en su obra. Apolonio de Rodas, por su parte, sitúa la región en la que vivían las amazonas en la costa de Ponto Euxino (Mar Negro), junto a la desembocadura del río Termodonte )al norte de la actual Turquía): "Más allá de la desembocadura del Termodonte expande sus aguas en un golfo tranquilo a los pies del cabo Temiscirio, tras haber atravesado una amplia llanura. Allí se encuentra la llanura de Deante y cerca de ella las 3 ciudades de las Amazonas".

GUERRAS A CABALLO

Solís y Felder coinciden en que - según la tradición - las amazonas fueron las primeras en montar a caballo. Y no solo eso, sino que mantenían una relación especialmente buena con los jamelgos y se entrenaban durante horas para ser unas verdaderas maestras en el arte de la equitación.
En palabras del primer autor, de hecho, cabalgaban de una forma tan perfecta que "podían bailar encima del caballo, levantarse cuando iban a galope, saltar de un caballo a otro y saltar sin silla a través del fuego". Tal era su nivel de compenetración con sus monturas, que el nombre de muchas de estas guerreras estaba formado por el prefijo griego "Hipo" (caballo). Ejemplo de ello fue - entre otras tantas - la reina Hipólita.
Si su primera virtud era el saber montar a caballo, la segunda era su capacidad para el combate. Ya fuera a pie o en montura guerreaban utilizando un amplio arsenal de hachas de batalla, espadas y escudos de media luna. Con todo, su arma favorita era el arco.
De hecho, su puntería era extremadamente buena por una razón que explica el médico griego Hipócrates, y que replica Felder: "Se aseguraba que a las niñas les cercenaban el seno derecho para que al ejercitarse en el tiro con arco y flecha, en el que eran las amazonas extraordinarias, pudieran sujetar con comodidad dicho arco sobre el pecho". Al parecer, de esta leyenda podría provenir su nombre ya que, en griego, el término "amazoi" significa "sin pecho". Esta es sólo una de las teorías. Otras afirman que su origen es el vocablo iraní "hamazam" (cuya traducción viene a ser "guerreras").
Por otro lado, también se afirma que las amazonas fueron de las primeras en usar el hierro; que eran sumamente bellas, y que se vestían con una túnica muy ceñida y corta que abierta habitualmente a un lado para que sus enemigos viesen su figura. "Su objetivo no era enseñar a los extranjeros que vestían un atuendo fantástico, sino indicarles explícitamente que eran mujeres y estaban guerreando contra hombres" afirma, en este caso, Solís.
En cuanto a su culto, rendían pleitesía a Artemisa (diosa de la caza). Así lo cree y lo deja patente la historiadora Sarah B. Pomeroy en "Diosas, rameras, esposas y esclavas", un libro en el que explica que este deidad era "una cazadora diestra en el uso del arco" que prefería "emplear su tiempo en la montaña y en los bosques, junto a los animales, lejos de la compañía de hombres y de los dioses".

HOMBRES "ODIOSOS"

Guerreras letales, geniales arqueras y excelentes a la hora de cabalgar en batalla. Las amazonas han pasado a la historia por esta retahíla de características. Sin embargo,también se han hecho famosas por su extremo odio hacia los hombres. Si misandría queda reflejada en que - atendiendo a la mayoría de las fuentes - residían en comunidades en las que los hombres tenían prohibido el acceso.
Y como suele suceder con la mayoría estas leyendas con siglos y siglos de antigüedad, algunos autores también son partidarios de que algunos hombres vivían con ellas. Aunque eso sí, como sirvientes y llevando a cabo únicamente las tareas más bajas de la sociedad.
En todo caso, en lo que sí coinciden una gran parte de los autores es que las guerreras amazonas solían guardar celibato durante casi toda su vida. Tan solo yacían con hombres una vez al año, cuando visitaban a los varones de las tribus vecinas (la más famosa es la de los Gargarios). Y lo hacían únicamente con el objetivo de perpetuar su tribu.
Es precisamente en este punto donde la historia de las amazonas se pone macabra. Y es que, una de las teorías sobre la tribu señala que no tenían piedad si daban a luz a un varón. Así lo afirma el historiador Javier Ocampo López en su obra "Mitos y leyendas latinoamericanas". "Después de los partos, las amazonas mataban a los varones". Otra versión afirma que no los asesinaban, sino que únicamente les arrancaban los ojos antes de devolverles con sus padres. La interpretación más amable determina que se limitaban a dejarles salir de sus dominios para que huyeran.
Esta última es apoyada, por ejemplo, por la catedrática en historia antigua Ana Iriarte Goñi en su libro "De amazonas a ciudadanos", quien es partidaria de que "tras dar a luz a los retoños asó concebidos, las amazonas se quedaban con las niñas y entregaban los niños al grupo de padres, quienes los admitían individualmente con la duda razonable de que el niño recibido sea su descendiente".
Con las hembras eran más benévolas. Si daban a luz a una niña la entrenaban en la caza y en el arte de la guerra para que fuera una futura guerrera amazona. Y lo hacían, por cierto, mediante la leche del pecho izquierdo.

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