8/11/2014

¡¡Tu vida corre peligro!!

Vicente era un chico alegre, risueño, jovial, positivo, al que le gustaban todo lo relacionado con los temas paranormales pero no creía mucho en ello.
Un día estando en casa leyó en el periódico que llegaba a la isla una de las más famosas y reputadas del mundo, sin pensárselo dos veces apuntó el número de teléfono para llamarla más tarde. Dejó el papelito con el número de la vidente apuntado en la mesita del salón y se dispuso a hacer las cosas de casa. Él como era su costumbre siempre ponía música y cantaba a la par que hacía las cosas de casa, cuando de repente escuchó un golpe en la cocina, paró la música y se dirigió a la cocina para ver de donde provenía ese ruido. Miró por todos lados pero parecía que allí no había nada fuera de su sitio que pudiera haber originado ese ruido. Cuando se disponía a salir de la cocina observó que encima de la encimera estaba el papel con el número de la reputada vidente, se sorprendió porque él sabía perfectamente que lo había dejado en la mesa del salón, hizo caso omiso y volvió a dejar el papel donde él lo había puesto.
Vicente seguía limpiando cuando volvió a escuchar un ruido, esta vez provenía del baño. Se dirigió al baño, miró por todos lados pero allí no había nada extraño, pero cual fue su sorpresa al ver que el papel estaba en el lavabo, ahora si se empezó a asustar y pensó " a ver si es una señal de que tengo que llamar a la vidente sin demora", Eso hizo, cogió su teléfono móvil y llamó, le dieron hora para ver a la vidente al día siguiente sobre las 10 de la mañana.
Esa noche Vicente no pudo conciliar el sueño de solo pensar que le diría la vidente. A la mañana siguiente se levantó temprano, cogió el bus y se dirigió hacia donde lo había citado la famosa vidente. Cuando ya estaba frente a la casa donde lo citaron, abrió la puerta, y se sorprendió al ver que en aquella enorme sala de espera no había nadie, tan solo muchas sillas vacías. Vicente se sorprendió porque imaginaba que al ser la vidente más famosa del mundo estaría repleto de gente esperando su turno. El chico se sentó y esperaba nervioso y se preguntaba una y otra vez si lo que estaba haciendo estaba bien o no.
Pasaron unos diez minutos cuando salió un hombre muy elegante, se acercó a él y le dijo:
- Buenos días, ¿es usted Vicente Cervera? - 
- Buenos días, si soy yo. - Contestó el chico algo nervioso y con la voz entrecortada.
- Sígame por favor. - 
Vicente se levantó y siguió a aquel elegante hombre. Cruzaron un pasillo que parecía no tener fin cuando llegaron a unas enormes puertas que sin tocarlas se abrieron solas, dejando a la vista una habitación en penumbra con tan solo las luces de cientos de velas colocadas por toda la habitación, en el centro de la habitación había una mesa con un candelabro y una gran bola de cristal. Vicente entró y se sentó en una de las sillas que había junto a la mesa, sin saber de donde apareció una extraña mujer toda vestida de blanco, un turbante tapaba tu cabello y un gran anillo en forma de estrella en uno de sus dedos.
La mujer se sentaba y antes de que Vicente dijera nada la mujer le dijo:
- Hola Vicente, te estaba esperando. No importa que digas nada porque lo se todo sobre ti. -
Vicente no podía dejar de mirar a aquella extraña mujer y sus labios parecían estar sellados, no podía mediar palabra.
- Tienes una energía muy positiva y muy blanca, pero eso no te va a librar de algo horrible. Tú vida corre peligro, porque algo muy oscuro te persigue desde el día de tu nacimiento. -
Las piernas de Vicente empezaron a temblar sin control por los nervios y por cada una de las palabras que la vidente le decía.
- ¿Mi vida corre peligro? ¿algo oscuro me persigue desde que nací? ¿Me está tomando el pelo verdad? - Preguntó el chico muy nervioso y algo alterado.
- No te cobraré nada por la consulta, pero si me gustaría que aceptaras ésta protección. - Le dijo la mujer dándole una especie de bolsita cerrada con una cuerdita dorada.
Vicente enojado no aceptó el amuleto que la mujer le estaba dando y sin mediar palabra salió de la habitación. Cuando iba camino de su casa pensaba que todo era un cuento de la señora, que había sido todo un paripé. Llegó a su casa y se tumbó en el sofá sin parar de pensar las palabras que aquella mujer le había dicho. Se quedó dormido en el sofá cuando un fuerte golpe lo despertó. Vicente se levantó de un salto y fue corriendo a su dormitorio que es de donde provenía el estruendo. Cuando entró se quedó petrificado cuando vio que todo estaba revuelto, la ropa fuera del armario esparcida por toda la habitación, los perfumes que tenía en el tocador rotos por el suelo, pero lo que más lo asustó es que en el espejo había escrito una frase "Ya estoy aquí". Vicente se asustó mucho porque pensó que habían entrado a robar, corrió hacia el salón y cogió el teléfono para llamar a la policía, pero el teléfono no daba señal. Cogió las llaves y se dirigió a la puerta para salir a la calle pero la puerta no se abría. Recordó que tenía en la mesita de noche su teléfono móvil, corrió al dormitorio para coger el teléfono móvil pero cuando llegó el teléfono estaba totalmente destrozado en el suelo.
De repente escuchó un ruido muy fuerte en el salón, esta vez ya no corría, se dirigió al salón muy lentamente y muy asustado, cuando llegó al salón lo vio al igual que el dormitorio todo patas arriba, revisó todo con la mirada cuando sus ojos se detuvieron en un lado de la pared en la que había escrito "Es el momento de que seas mío, he esperado mucho tiempo".
Vicente se refugió en la cocina y cerró la puerta, se agachó en un rincón cuando observó que el manillar de la puerta se movía como si alguien quisiera entrar. Vicente cerró fuertemente los ojos y entrelazó sus manos para rezar todo aquello que se le venía a la cabeza. Pasaron unos segundos y cuando abrió los ojos vio una enorme sombra negra frente a él, quieto, parado, observándole, Vicente no se podía mover por el miedo, cuando de repente sintió un fuerte quemazón en el pecho...
La sombra se acercaba más y más a él, y cuando lo tenía a tan solo medio metro de él escuchó una voz ronca y muy tenebrosa que le dijo:
"Ahora me perteneces, serás mío, tu tiempo se ha terminado, ahora sabrás lo que es el auténtico infierno" .
Vicente dio un fuerte grito y se desplomó. Una vecina amiga del chico que tenía las llaves del piso y escuchó el grito, entró con la llave que Vicente le dió para que le echara un vistazo a la casa cuando él se iba de vacaciones. Cuando aquella chica entró, recorrió toda la casa buscando y llamando a Vicente, no había nada fuera de sus sitio, aquel desorden que había parecía como si nunca hubiera existido.
Se dirigió a la cocina y la chica dio un grito que se escuchó en varias manzanas. Lo que allí vio la dejó trastornada para toda su vida.
Vio a Vicente tumbado en el suelo en un gran charco de sangre, tenía un gran agujero en el pecho y su corazón no estaba.
¿La vidente lo avisaba de eso? ¿Qué o quién era aquella tenebrosa sombra?
Lo que si es cierto es que nunca debemos dudar sobre los misterios que la vida nos otorga....

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