11/29/2022

Los fantasmas de el Álamo


 Los gritos resonando en medio de los estallidos de cañones; sobre el ensordecedor pop-pop de mosquetes Brown Bess, el armamento estándar de la Caballería Mexicana; y los gemidos de hombres heridos cuyos últimos momentos los pasaron en el sagrado terreno de la iglesia.
La Batalla del Álamo en 1836 es indudablemente la pelea más recordada en la lucha texana por su independencia. La interpretación de Duke (conocido como John Wayne) de Davy Crockett en la película de 1960. El Álamo nos muestra más a fondo la lucha de los texanos por liberarse de las garras de México.
Y su lucha será recordada por siempre, bien sea por los gritos de guerra que hacen eco por toda Estados Unidos, o por la enorme cantidad de espíritus que aún atormentan sus sangrientas tierras.
Este es el Álamo, que permanece hasta el día de hoy, uno de los lugares más embrujados de San Antonio.

No pasó mucho tiempo luego de que la batalla acabase para que ocurrieran los primeros avistamientos de espectros en el Álamo.
Pocos días desde el final de la batalla, el general Santa Ana ordenó que la histórica iglesia se quemara hasta los cimientos. La idea de que los texanos pudieran ver ese santuario como un recordatorio de aquellos que se habían rebelado contra él enfureció a Santa Ana. Su cólera fue tan profunda, que ordenó a su comandante de campo, el general Andrade, que trajera a un grupo de hombres de la caballería para que vean como el lugar ardía.
Obedeciendo las órdenes Andrade aceptó, enviando a sus hombres.
Sin embargo, cuando llegaron al Álamo, dieron media vuelta rápidamente y regresaron al campamento del ejército mexicano.
Andrade exigió saber por qué no habían completado la tarea.
Conmocionados y con las caras pálidas, uno de los hombres dio un paso atrás. Confesó al general que vio a 6 diablos que se habían plantado en frente del Álamo. Cada espíritu sostenía una espada en llamas, rodeando al grupo de soldados mientras bloqueaba la entrada del santo santuario. Temían destruir la iglesia y que algo terrible sucedería si lo hicieran.
Circulaban rumores de que las entidades que protegían al Álamo eran aquellos hombres que murieron durante la batalla, mientras que otros afirmaron que los espectros vigilantes deben haber sido los viejos monjes franciscanos que custodiaban su iglesia.
Sin embargo, el general Andrade solo se burló de la historia sobre fantasmas guerreros y las expresiones de horror en sus rostros. El general decidió ir personalmente, alistó a algunos hombres y se dirigió hacia el Álamo, las órdenes de Santa Anna resonaban con fuerza en sus oídos.
Al llegar, dirigió a sus tropas al cuartel de Long House. Solo que esta vez, en lugar de los fantasmas con espada en las puertas delanteras, Andrade vio a un espíritu alto y masculino que se alzaba en el techo de los barracones. Portando en cada mano había una bola de fuego. El espectro extendió su mano sobre los soldados mexicanos que se arrodillaron. Intentaron cubrir sus ojos con fuerza, pero sin éxito.
Todos temieron por sus vidas.
Andrade abandonó la misión despavorido, abandonando San Antonio con sus tropas tan rápido como pudo.
Ni ellos ni el general Santa Ana volvieron al Álamo, y la iglesia se deterioró hasta derrumbarse en los próximos 10 años.

Para el año 1846, Texas había sido anexada a los Estados Unidos y el viejo Álamo se convirtió en un complejo militar para la armada estadounidense. Pero en 1871, se dio la orden de demoler parte de la antigua iglesia, dejando solo los viejos cuarteles y una pequeña sección de la iglesia.
Pero dicha orden nunca se llevó a cabo.
Cuando los periódicos publicaron la deconstrucción de la histórica iglesia de San Antonio de Valero, comenzaron a reportarse avistamientos de fantasmas que deambulaban por los terrenos de la iglesia, caso todos provenientes de los huéspedes que se alojaban en el Hotel Menger, al otro lado de la plaza. (También se rumorea que el Hotel Menger está embrujado).
Los que se hospedaban en el hotel juraron haber visto a los espíritus de un antiguo ejército marchando por el camino de tierra frente al Álamo; Algunas de las apariciones se desaparecían en las paredes del edificio, y otras permanecieron vigilantes toda la noche como si protegieran el sitio de cualquier cosa o de cualquiera que pudiera intentar derribarlo.
Rápidamente, los planes para alterar o derribar el Álamo fueron descartados, y en su lugar se convirtió en el hogar de la jefatura de policía y una cárcel... aunque los avistamientos de espíritus nunca cesaron.
Entre 1894 y 1897 el periódico local, el San Antonio Express News publicó una serie de artículos que destacaban los fenómenos paranormales más extraños que ocurrían en el Álamo. Los informes narraban avistamientos de guardias fantasmales que marchaban a lo largo del techo de la estación de policía; las figuras oscuras que deambulan por los pasillos por la noche; y los distintos sonidos de llantos escalofriantes que despertaron al personal y a los prisioneros de su sueño.
Pronto, las actividades paranormales se hicieron tan intensas y con tanta frecuencia, que los guardias comenzaron a rechazar los turnos de patrulla por la noche. Los policías estaban furiosos. Pero nadie quería esos turnos, por temor a toparse con uno de los muchos fantasmas del Álamo que aún acechaban en los terrenos, y la prisión se vio obligada a mudarse no mucho después.

Mucho antes de que ocurriera la Batalla del Álamo en 1836, el sitio en el que se ubican el Álamo y la plaza fue una vez un cementerio de la ciudad de San Antonio.
Entre los años 1724 y 1793, se estima que casi mil personas fueron enterradas en esta tierra. Luego de la Batalla del Álamo el número de muertos enterrados en estas tierras se multiplicó por 10. Se dice que a menudo los trabajadores de la construcción que hacen mantenimiento en la Plaza Álamo consiguen cráneos y huesos.

Uno de los fantasmas más comúnmente vistos en la antigua iglesia es el de un niño de cabello rubio. Los avistamientos más frecuentes en la ventana del piso superior, el cual es parte de la tienda de regalos del Álamo. Según la historia, se cree que el niño fue evacuado durante el Asedio del Álamo. Aunque sobrevivió, se cree que quizás sus padres no lo hicieron y su espíritu regresa una y otra vez al sitio donde los vio por última vez. Durante el mes de febrero, su pequeño fantasma es visto con mayor frecuencia.

A lo largo de los muros exteriores del Álamo, turistas y lugareños han visto la figura fantasmal de lo que se cree que es un soldado mexicano. Deambulando por los terrenos, sus manos siempre detrás de la espalda. Con la barbilla inclinada hacia abajo, sacude la cabeza sombríamente. Aunque no es posible confirmarlo, se cree que este soldado fantasmal es el general Manuel Fernández de Castrillón, uno de los comandante de Santa Ana, quien se negó a asediar el Álamo.
Después de el último tiroteo en la víspera de la batalla, 6 hombres que se rindieron fueron llevados a Castrillón. El general ofreció a los hombres su protección, pero Santa Ana rechazó este acto de tregua y ordenó la ejecución de los texanos. Enfurecido con Castrillón al negarse a seguir las órdenes, Santa Ana asesinó a los hombres personalmente cortándolos con un afilado sable, y casi mata al propio Castrillón.

Han surgido carios informes a lo largo de los años sobre las apariciones de un hombre y un niño en la azotea del Álamo. Los espíritus siempre se ven justo después del amanecer, pero luego la imagen familiar se desvanece lentamente, mientras el hombre fantasmal envuelve al niño en su brazo y salta del parapeto hacia el suelo. Parece que estas figuras fantasmales son un caso de energía residual, ya que durante los últimos momentos de la Batalla del Álamo, el general Andrade y los demás soldados mexicanos levantaron la vista y se horrorizaron al ver "un hombre alto y delgado con un niño pequeño en sus brazos, saltar al suelo desde el tejado en la parte trasera de la Iglesia del Álamo".

Desde el final de la Batalla del Álamo en 1836, el número de fantasmas y la actividad paranormal en la antigua iglesia no ha disminuido, más bien ha aumentado.
Todavía se ve un guardia fantasmal en el lado sur del techo, especialmente en las noches cuando llueve o hace frío.
Los visitantes del El Álamo, ahora convertido en un museo en 1905, expresaron sentirse melancólicos al pasear por el área de la capilla principal del complejo de la misión. Algunos incluso se han sentido tan deprimidos que las lágrimas brotan sus ojos y no pueden controlar sus volátiles emociones.
Otros informaron haber escuchado voces incorpóreas y pasos fantasmales.
Parece que incluso para aquellos que visitan la iglesia de San Antonio en Valero, los fantasmas que aún deambulan los viejos terrenos de la iglesia, con único propósito que lo ata a este lugar, asegurarse de que todos los que visitan recuerden para siempre el Álamo.



Fuente: ghostcitytours.com

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