9/09/2022

Las maldiciones más sonadas de la historia


 Hace ya unos cientos de años, se descubrió la tumba del faraón Tutankamón, en el Valle de los Reyes. Aunque el hallazgo se le ha atribuido al arqueólogo británico Howard Carter, quien la encontró fue el niño de 10 años que llevaba agua a los miembros de la expedición, Husein Abdel Rasul. Alos pocos días, se abrió la entrada a la tumba y 58 personas, entre arqueólogos y aristócratas, se adentraron en su interior. Lord Carnavon, quien había sido el mecenas de la excavación, lideró la empresa que culminó con el descubrimiento del sarcófago más famoso de la historia y su valiosísimo ajuar. Se hicieron eco del suceso todos los periódicos del mundo. A los pocos meses, a Lord Carnavon le picó un mosquito, se le infectó la herida y murió. Fue la primera de muchas muertes inexplicables que fueron consolidando la leyenda de la maldición del faraón, un fenómeno que ayudó a vender muchos periódicos y libros. Sir Arthur Conan Doyle alimentó fervorosamente la leyenda y el arqueólogo Arthur Wiegall publicó en esas fechas un libro sobre la maldición de los faraones. En realidad solo 8 de aquellas 58 personas presentes cuando se descubrió la cámara funeraria murieron de manera repentina o extraña, pero el dato sirvió para forjar la leyenda. La opinión de la ciencia es que todos ellos quizá perecieron por haber inhalado las esporas de un hongo que se hallaba en la cámara mortuoria, el aspergillus, especialmente peligroso en pacientes inmunodeficientes severos.

LA MALDICIÓN DE ÖTZI, EL HOMBRE DE LAS NIEVES

Otra vez es una momia la que desata el maleficio. En 1991, una pareja de montañeros alemanes descubrió en los Alpes el cadáver momificado por el hielo de un pastor neolítico que vivió hace más de 5.000 años. Al investigarlo se descubrió que había muerto desangrado tras haber sido herido con una flecha, tal vez le dio tiempo a idear una terrible venganza post mortem contra quien encontrase su cadáver, porque la desgracia se ha cebado con las personas que tuvieron algo que ver con el hallazgo.
Siete personas relacionadas con el descubrimiento murieron de manera rara, entre ellos el que primero se topó con la momia, Helmut Simon, que, a pesar de su amplia experiencia outdoors, apareció muerto en la montaña. Una hora después del funeral de Simon, el director del equipo de rescate de montaña encargado de la búsqueda, Dieter Warnecke, falleció de un infarto a los 45 años.
El patólogo forense, Rainer Henn, murió en accidente de tráfico; Kurz Fritz, el experimentado escalador que había guiado a Henn hasta la momia, pereció poco después en una avalancha. Rainer Hölz, el periodista que filmó en exclusiva la extracción del cuerpo, falleció al poco de un tumor cerebral y el analista de la morgue, Konrad spindler, murió por complicaciones de una esclerosis múltiple. Por último, Tom Loy, el biólogo molecular que realizó innovadores análisis de ADN al cadáver, fue encontrado muerto en su casa de Brisbane, aparentemente por causas naturales, accidente o las dos cosas. Un poco raro no?

LA MALDICIÓN DE LOS HABSBURGO

La leyenda nace en el siglo XIII en el cantón suizo donde se levantaba el castillo de los halcones, o havichsburg, de donde proviene el nombre de la dinastía: el príncipe de Argovia lanzó a Rodolfo I de Habsburgo un maleficio por causas no muy claras, algunos cuentan que porque uno de sus hijos violó a una doncella. Una maldición que ha llegado hasta nuestro siglo y que ha dejado todo un reguero de hermosos y aristocráticos cadáveres. A los magnicidios bien conocidos como el doble asesinato en 1914 del heredero al trono del imperio austrohúngaro Francisco Fernando y su esposa Sofía; o del asesinato a manos de un anarquista de Isabel de Baviera, Sissi, hay que sumar otros episodios como la extraña muerte de Felipe el hermoso, la ejecución de María Antonieta, el fusilamiento de Maximiliano José en México o el misterioso suicidio del archiduque Rodolfo y su amante María Vetsera.
Una de las muertes más macabras y absurdas fue la de la archiduquesa María Matilde a los 18 años: estaba preparándose para un baile y se encendió un cigarrillo, pero de pronto entro su padre en la estancia. Como le había prohibido fumar, ella trató de esconder el pitillo detrás de su falda, rociada de glicerina, muy inflamable, para que se mantuviese abombada. En cuestión de segundos la pobre María Matilde se convirtió en una antorcha humana que murió poco después como consecuencia de sus quemaduras. Sobran los chistes de "fumar mata".

LA MALDICIÓN DE LOS KENNEDY

Seguimos con los ricos poderosos. Para familia maldita, los Kennedy, John F. Kennedy y su hermano Bobby fueron asesinados, Rosemary Kennedy sufrió una lobotomía, y otros 4 miembros de la familia murieron en accidentes aéreos. Ted Kennedy declaró públicamente que parecía que una "maldición pesaba sobre todos los Kennedy" según su propio testimonio sobre el accidente de Chappaquiddick en el que, por negligencia suya, murió Mary Jo Kopechne, de 28 años de edad. La maldición sigue en el siglo XXI, Kara Kennedy, hija de Ted, murió a los 51 años de un ataque cardíaco cuando hacía ejercicio en 2011, Mary Kathleen Kennedy se ahorcó en 2012 y Saoirse Roisin Kennedy Hill, nieta de Bobby de 22 años de edad, fue encontrada muerta por sobredosis el pasado mes de agosto. Y no hay que olvidar que una Kennedy, María Shriver, estuvo casada hasta 2011 con Arnold Schwarzenegger, que si no es una maldición, a mí me lo parece. Curiosamente, Jello Biafra explica que el nombre de su banda de punk, The Dead Kennedys, a lo que hace referencia no es a la maldición sino a que el asesinato de los hermanos en 1963 y 1968 respectivamente marcó el fin del sueño americano y el inicio de una nueva época, con el Watergate y Vietnam de fondo.

LA MALDICIÓN DEL DIAMANTE HOPE

Esta piedra es leyenda por todas las catástrofes acaecidas a sus muchos poseedores a lo largo de la historia. Si como dice el slogan publicitario "un diamante es para siempre", a veces es mejor llevar bisutería. La piedra tiene su origen en el diamante Tavernier Blue, de forma triangular de 115 quilates. Recibe su nombre del comerciante francés Jean-Baptiste tavernier que lo adquirió en la India y se lo vendió después a Luis XIV. Tavernier cayó más tarde en quiebra y huyó a Rusia donde apareció muerto, comido por las alimañas.
El diamante permaneció con la familia real hasta 1792, pues fue robado durante la revolución francesa. El rey Luis XVI y María Antonieta, ambos decapitados, son tal vez las víctimas más célebres de la maldición del diamante, aunque María Antonieta pilla por partida doble: por Habsburgo y por el famoso pedrolo. En 1839 se publicó un catálogo con la colección de piedras preciosas del banquero Henry Hope y entre ellas se encontraba el diamante que recibió su nombre. Otro de sus propietarios fue el príncipe Iván Kanitowski, ajusticiado después por los revolucionarios bolcheviques. La joya, entonces, quedaría en manos del griego Simón Montharides, que murió cuando su vehículo se despeñó por un barranco un mes después de vendérselo al sultán Abdul Hamid II que en 1909 fue depuesto por los Jóvenes  Turcas y exiliado.
El diamante lo compró después la millonaria Evalyn Mclean, en la que la maldición se cebó a base de bien. Su hijo Vinson, de 8 años, murió atropellado; su marido, Ned Mclean, dueño de The Washington Post, del que se divorció en 1932, murió a los 51 años, demente, en un hospital mental y su hija falleció por una sobredosis de barbitúricos. El último dueño de la gema, el joyero Harry Winston, fue inmune a la maldición, quizás porque no atesoró el diamante sino que lo envió en varias giras internacionales y luego lo donó gratuitamente al Instituto Smithsoniano, donde hoy en día se encuentra en exhibición y, que se sepa, no ha causado más dolor...

EL CLUB DE LOS 27

No se trata de un club formado por los muchos poetas de la llamada generación del 27 que sufrieron esa maldición que fue la guerra civil española y acabaron muertos o en el exilio, sino de todos los músicos que perecieron a los 27 años. A. Robert Johnson, que murió en 1938 -que tiene su propia leyenda al haber vendido su alma al diablo a cambio de convertirse en el mejor bluesman de la Tierra- se lo considera el primer miembro del club. Le siguen Brian Jones (1969), Jimi Hendrix (1970), Janis Joplin (1970), Jim Morrison (1971), Kurt Cobain (1994) y Amy Winehouse (2011). A partir de esta lista se han confeccionado otras que incluyen a artistas de varios géneros musicales, en la que aparece gente como la pardeña Cecilia (1976) o el surcoreano Jonghyun (2017).



Fuente: esquire.com

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