Medina Mayurqa era el nombre de Palma en su época árabe, desde el año 902 hasta la conquista cristiana en 1129. De aquellos tiempos quedan algunas huellas como el arco de la Drassana, los baños árabes o los restos de la muralla en la Porta del Camp. Es precisamente en las murallas donde se ambienta la histori de los crucificados de la Medina Mayurqa.
Cuentan que, durante el asedio a la ciudad por las tropas cristianas de Jaume I, los musulmanes colgaron a varios prisioneros cristianos de las paredes de la muralla. Pretendían, de esta manera, conmover a los atacantes y evitar sus disparos. Fueron, sin embargo, los propios prisioneros los que exhortaron a sus compañeros pidiéndoles que no detuviesen la batalla por ellos. Tras la ofensiva, por suerte o intervención divina, ninguno de los prisioneros cristianos resultó herido.
EL BARCO DE LOS XUETES
El barrio judío de Palma conserva muchos de sus antiguos rasgos medievales. Aquí vivió, durante siglos, la comunidad judía. A finales del siglo XIV, con el asalto a la judería, la tranquilidad terminó para ellos y, durante los años siguientes, sufrieron persecuciones y fueron obligados a convertirse al cristianismo. Precisamente, estos conversos, conocidos en Mallorca como los xuetes, fueron perseguidos por la Inquisición, acusados de no abandonar el judaísmo. Por este motivo, el 7 de marzo de 1688, un grupo numeroso de xuetes deciden huir de la isla en un barco inglés. Sin embargo, una vez embarcados, se desató una tormenta que les impidió zarpar. De vuelta al puerto de Palma, la Inquisición los apresó para juzgarlos.
LA DIFUNTA DEL CONVENTO DE SANTA CLARA
A poca distancia del Museo Diocesano, en la calle de Can Fonollar, 2, podemos contemplar la portada manierista de la iglesia del Convento de Santa Clara. Esta parte del edificio data del siglo XVII, aunque el convento franciscano se levantó mucho antes, en tiempos de Jaime I y fue reformado durante el siglo XV.
En su interior se ambienta una de las leyendas de la ciudad de Palma. Se cuenta que en esta iglesia se estaba velando el cuerpo de una dama de la alta nobleza mallorquina que iba a ser enterrada con un valioso anillo. Varios guardianes custodiaban su cuerpo y, cuando cayó la noche, uno de ellos, aprovechando que el cansancio había vencido a sus compañeros, no pudo resistir la tentación de agenciarse tan valioso objeto. Se acercó al cuerpo inerte y, ante la dificultad de retirárselo del dedo, mordió para hacer fuerza. En ese momento, la mujer despertó del letargo evitándose, de esta manera, su entierro en vida.
EL GUARDIÁN DEL TESORO EN LAS CUEVAS DEL DRACH (CUEVAS DEL DRAGÓN)
Cuenta la leyenda que en las cuevas del Drach todavía se encuentra un tesoro de incalculable valor que piratas y bucaneros trataron de saquear hace siglos. Pero un feroz dragón lo custodia con celo desde el lugar más recóndito de este mágico lugar.
EL MILAGRO DE LA NIEBLA (CAPDEPERA)
Los pueblos de Mallorca, guardan muchas leyendas dentro de su historia, y Capdepera y su castillo no podían ser menos. Esta se pierde en el tiempo, cuando el Mediterráneo estaba infestado de piratas y las costas Baleares se enfrentaban a una lucha eterna contra el invasor. Desde este recinto amurallado de forma triangular con 4 torres de defensa, y que encerraba entre sus murallas a toda la población, se divisó a las naves de los indeseables huéspedes. La guardia había tocado alarma. De nuevo la costa nordeste de Mallorca se veía amenazada por las huestes moras. Pero esta vez era diferente, los guardias que vigilaban desde las torres, no daban crédito a lo que se les venía encima, a donde quiera que dirigían la mirada, no veían más que moros y más moros. Por momentos parecían que se multiplicaban. No era posible afrontar la lucha con la más mínima esperanza de éxito. Entonces los paisanos del pueblo se acordaron de su fe cristiana. La Virgen de la Esperanza fue invocada y llevada a toda prisa desde la capilla de la fortaleza a la torre de Sa Borra. No quedaba nada más que rezar. Y el cielo tuvo compasión. En cuanto los rezos empezaron a volar, se extendió una espesa niebla que cubrió toda la fortaleza y la costa, evitando con ello el enfrentamiento. Los moros lo veían todo blanco. Aterrados, por verse privados de la visión del enemigo y tomándolo como una señal, los intrusos retrocedieron inmediatamente, sin derramamiento de sangre ni de lágrimas. El cielo y Capdepera habían ganado una gran batalla.
LA LEYENDA DEL SOLDAT PELUT (DEL SOLDADO PELUDO)
Cuentan los ancianos de Escorça, que en las llamadas tierras de s'Entreforc, constituidas por la unión del Torrent del Pareis, el de Lluc y Sa Fosca, existen una cavidad, que hace referencia a un curioso personaje, que según parece, habitó este cueva dando pie a una curiosa leyenda. Según la tradición popular más extendida, podría tratarse de un desertor de un regimiento de soldados suizos, que trabajaban como mercenarios al servicio del rey de España a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Se dice que era un individuo desaliñado y andrajoso, con una larga barba y cabellera, que vestía únicamente con las pieles de los animales que conseguía abatir para alimentarse, y que tenía amedrentado a la población rural de la zona. Aún hoy día se hace referencia a este personaje para asustar a los niños que no se portan bien. Llegó a ganarse la enemistad de los payeses con los hurtos que cometía para hacerse con algún pan o fruta, comportándose de forma violenta y amenazadora. Siempre, y según cuenta la leyenda, un día fue avistado por un payés mientras robaba cerezas cerca de la Casa Nova, sonó un tiro y cayó muerto. Su cadáver fue arrojado detrás de un peñasco. Ese fue el triste final del pobre desertor, que a dejado un halo misterioso en estas montañas mágicas de la Serra, y en ellas perdurará siempre la cueva que habitó: "Sa cova des Soldat pelut".
Fuente: tourinews.es - iberostar.com
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