7/12/2017

Los fantasmas del Castillo de Loarre (Huesca)

Tras cruzar el pueblo de Ayerbe y asentado sobre una prominente roca se encuentra el enigmático Castillo de Loarre.
Se cuenta que por aquel entonces el conde D. Julián era gobernador de Ceuta y guardián del Estrecho en tiempos del último rey de los godos, D. Rodrigo.
Tenía el conde una hija, Florinda, llamada "La Cava", cuya portentosa belleza era conocida en toda la región. Su padre decidió llevarla a la Corte del rey para ser educada en los modales palatinos, tal como merecía una dama de su alcurnia. No tardó el monarca en enamorarse de la joven a la que trató de cautivar con insistencia. Ante los continuos rechazos de ésta, llegó el día en que el monarca tomó por la fuerza lo que por su voluntad no pudo obtener. Enterado D. Julián de dicho agravio se vengó del monarca dejando entrar a los bereberes por el norte de África. El conde y su hija fueron apresados en la fortaleza Lobarresa, por tamaña traición al reino, el sentimiento de culpa llevó a Florinda a arrojarse al vacío desde un torreón.
En las noches de tormenta se pueden escuchar sus alaridos de dolor confundidos con el tronar de los relámpagos.
El conde murió también en el castillo y se dice que desde entonces su alma llora en eterna penitencia su amargura, el fantasma del conde D. Julián pasea sin rumbo recordando a Florinda, y al desenlace de su venganza.
Siete siglos después de aquella cruenta invasión comenzó a fraguarse una nueva leyenda sobre el castillo y su entonces dueño y señor el infante D. Antón de Luna.
Por aquel entonces gobernaba un convento de Trasobares la abadesa doña Violante de Luna, sobrina del Papa y prima de Antón, con quien llegaría a tener un hijo. Enterado el pontífice aragonés de tan escandalosa conducta, lanzó orden de excomunión contra su sobrina y ordenó quemar su convento.
Como eran muchos los viajes que su primo y amante debía realizar a Francia para traer nuevas hordas de soldados, ella quedaba al frente en la defensa del bastión.
Doña Violante fue vencida y hecha prisionera en las mismas mazmorras del castillo. Nunca se encontró su tumba, pero desde entonces doña Violante de Luna pasó a la leyenda como "La dama de Loarre", que en la noche de San Juan asoma su silueta por el balcón de la reina esperando noticias de su amado. Y cualquier otra noche, vestida de blanco, con el rostro inexpresivo, el cabello al viento, y a veces espada en mano en recuerdo de su bravura al defender la fortaleza, puede aparecer como un alma errante.
El tercer fantasma femenino que se aparece por este encantado castillo es el de una dama mora del que apenas si se sabe su historia.
Curiosamente, en la cripta de Santa Quiteria del castillo de Loarre se han registrado algunos fenómenos extraños considerados paranormales. Algún visitante del castillo ha comentado en que la cripta se escuchan voces roncas y extraños coros cuyo origen no se debe a ningún ser terrenal.

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