Era una noche fría de diciembre, la nieve lo cubría todo, la chimenea a pleno rendimiento para poder pasar la fría noche que se esperaba.
Me disponía a cenar un rico caldo y una copa de ponche para entrar en calor. Cuando me disponía a cenar junto a la chimenea escuché un ruido muy fuerte en la planta de arriba, pero era imposible ya que en casa no había nadie, solo yo.
Me dispuse a subir las escaleras cuando volví a escuchar ese ruido, el sonido era como si alguien estuviera arrastrando y moviendo muebles. Cuando llegué a la planta de arriba me detuve a la puera de mi abitación (que es de donde provenían los ruidos), pegúe la oreja a la puerta pero no se escuchaba nada, abrí la puerta muy despacio, con temor. Cuando la puerta por fín se abrió la habitación estaba oscura, encendí la luz y muy despacio miré por toda la habitación pero allí no parecía que haya ocurrido nada, todo estaba tal y como la dejé.
Me dispuse a salir de la habitación y cuando apagué la luz escuché una voz que decía:
"No por favor, no te vayas. No me dejes sola".
Volví a encender la luz rápidamente, miré pero allí no había nadie. Cuando mi mirada se dirigió hacia la ventana, observé que tras las cortinas había un bulto, como si alguien estuviera escondido tras ellas. Me acerqué con mucho miedo, tal y como me iba acercando a ellas mi corazón palpitaba más y más rápido, como si en cualquier momento se me fuera a salir del pecho. Alargué mi brazo, agarré la cortina, y sin pensarlo y con un gesto raìdo y conciso abrí la cortina, ¡¡allí no había nadie!!
Respiré profundamente y un alivio a la vez que extrañeza recorrió mi cuerpo. Me dí la vuelta para salir de la habitación y cuando me giré vi justo detrás de mi, junto a la puerta a una niña de unos 7 u 8 años, llevaba un vestido blanco con un gran lazo rojo rodeando su cintura, estaba descalza y su pelo largo y negro tapaba su rostro, así que me era imposible ver sus rasgo.
Me quedé que me era iposible mover un solo músculo, ni articular una sola palabra.... Cuando pude balbucear algo dirigiéndome a aquella niña le pregunté:
"¿Quién eres? ?qué haces en mi casa?"
Aquella siniestra niña alzó lentamente su cabeza y casi muero de un infarto cuando observé que tenía sus labios cosidos y sus ojos eran como agujeros oscuros sin fondo, (no tenía globos oculares). Dí creo que mayor grito que he dado en toda mi vida, y en ese preciso momento la niña desapareció.
Me senté en el suelo en estado de shock, intentando buscar una explicación a lo que acababa de ocurrir, pero era imposible buscar una explicación a aquello. Cuando me levanté bajé rápidamente las escaleras, entré en la cocina, cogí las llaves de mi coche que estaban en la encimera y salí de casa. Me dirigí hacia la primera persona que se me vino a la cabeza, mi mejor amiga Sally.
Cuando llegué, aparqué el coche y casi tiro la puerta abajo de lo fuerte que la golpeara. Mi amiga abrió la puerta muy nerviosa y en cuanto abrió me abracé a ella como si no hubiera un mañana. Sally no sejaba de preguntarme qué me pasaba, pero yo era incapaz de hablar, solo temblaba y lloraba sin parar.
Nos sentamos en el sofá y cuando pude hablar le conté todo lo que había sucedido. Lo más extraño es que mi amiga parecía no sorprenderse de nada de lo que le estaba contando. Se levantó y paseando en círculos por el salón, dijo algo que me heló la sangre por completo:
"Sabía que ésto iba a pasar, que no tardaría mucho tiempo. ¡¡Ha vuelto!!
Mis ojos se clavaron en ella, me levanté y le pregunté qué quería decir con eso. Me agarró de los hombros y me dijo que me sentara, que me iba a contar una historia que no me había contado porque creía que no volvería a pasar.
Me contó que ella cuando era pequeña vivió en esa casa junto a sus padres y su hermano pequeño. Una noche sus padres se fueron a una cena con unos amigos del trabajo y dejaron a Sally con su hermano Jimmy. Sallý estaba viendo televisión en el salón mientras su hermano estaba arriba en su habitación jugando. Cuando de repente escuchó a Jimmy que la llamaba.
Sally subió y encontró a su hermano al pie de la escalera con algo en las manos, cuando llegué hasta él me sorprendió muchisimo al ver lo que tenía entre sus manos, era una tabla OUIJA. Le preguntó de dónde la habia sacado y me dijo que se la encontró bajo su cama, después de escuchar una voz que le dijo que mirara bajo ella.
Jimmy le dijo a Sally que si jugaban con aquella OUIJA y Sally al principio de negó, pero luego algo dentro de ella le decía que debía hacerlo. Bajaron al salón, retiraron las cosas que había en la mesa de té y pusieron la tabla en ella. Jimmy le dijo qué es lo que debían hacer ahora y Sally le dijo que debían poner los dedos índices en aquel especie de triángulo y esperar. Así lo hicieron, nada más poner los dedos aquello empezó a moverse de forma brusca, sin dirección definida. De repente se paró y Sally preguntó si había alguien allí, aquello señaló el sí. Los dos hermanos se miraron asustados y Jimmy preguntó que si los conocía... Aquello empezó a marcar letras para formar palabras y cuando terminó los dos hermanos soltaron de repente aquel triángulo marcador. Aquello marcó lo siguiente:
"claro que os conozco, si he venido es por vosotros, tenéis algo que necesito... ¡¡Vuestras almas!!"
En ese preciso momento llegaron sus padres, cuando vieron que Sally y Jimmy estaban aterrorizados, escondidos tras el sofá y vieron la tabla en la mesita de té, la cogieron y la tiraron a la chimenea, la tabla empezó a quemarse pero de repente la luz de casa se fue, el padre bajó al sótano donde estaban los fusibles, y al cabo de unos minutos la luz volvió a la casa, pero no el padre de Sally y Jimmy.
La madre de Sally al ver que su marido no subía le dijo a los niños que se quedaran en el salón mientras ella bajaba a ver por qué su marido no subía. Bajó la escalera poco a poco llamando a Robert (así se llamaba el padre de Sally), pero no contestaba nadie. Sally y Jimmy estaban abrazados en el sofá. Pasaron unos 20 minutos y ni el padre ni la madre de los chicos subían. Sally agarró de la mano a su hermano y se dirigieron a la entrada del sótano pero sin bajar las escaleras. Empezaron a llamar a sus padres pero no constestaban.
Los chicos se armaron de valor y bajaron la escalera pero sin soltarse de la mano. El sótano estaba oscuro, en el centro del sótano había una vieja bombilla colgada del techo con una fina cadena para poder encenderla. Sallý agarró la fina cadena y encendió la bombilla. Jimmy soltó un grito que casi se escuchó por todo el vecindario. Lo que allí vieron era dantesco. El padre estaba colgando boca abajo con el pecho al descubierto y grabado en su piel ponía:
"¡¡Estoy aquí!!"
Y la madre de los niños estaba clavada en la pared con los brazos en cruz también con el pecho al descubierto y grabado en su piel lo siguiente:
"¡¡Seréis míos por siempre jamás!!"
Jimmy muy asustado subió corriendo las escaleras para la casa y Sally se quedó mirando aterrorizada aquella escena.
Cuando pudo reaccionar Sally subió a buscar a su hermano, se dirigió al salón pero allí no estaba, entonces escuchó un ruido en la planta de arriba, procedía de la habitación de Jimmy. Cuando llegó a la habitación abrió la puerta y se encontro a su hermano tirado en el suelo boca abajo. Se acercó a él y le dió la vuelta.... Casi muere del susto cuando observó que su hermano no tenía ojos, y marcado en la piel, sobre su pecho, ponía:
"¡¡Ya tengo 3, volveré a por la tuya!!"
Sally bajó las escaleras hacia la puerta de la calle, pero al llegar a ella vio a una niña tal y como la había visto yo en mi casa. Se paró en seco y tras unos segundos aquella niña desapareció ante sus ojos. Corriendo a oscuras y descalza llegó hasta la comisería de policía, contó lo que sucedió pero nadie la creyó... Fue acusada de la muerte de su familia y durante 10 años estuvo internada en un centro psiquiátrico.
Era incapaz de pronunciar una sola palabra al escuchar lo que Sally me estaba contando. Yo siempre creí que la familia de Sallý había muerto en un accidente de tráfico. Pero ahora, y despúes de aquella horrible historia ya sabía que siempre había estado equivocada.
Ella me miró con los ojos llenos de lágrimas y agarrándome fuertemente de las manos me dijo:
"Amiga, ha vuelto para cobrarse otra alma como dijo. Solo hay una manera de escapar de ella"
Me contó que cuando estuvo en el psiquiátrico leyó mucho e investigó sobre el caso...
Resulta que aquella niña no era otra cosa que un espíritu del inframundo, lo que llamamos un demonio. También me dijo que la única manera de acabar con ese demonio en forma de niña era descubriendo su verdadero nombre, y que al pronunciarlo descendería al infierno por siempre jamás.
Esa noche no quise volver a casa, así que me quedé allí a dormir.
A la mañana siguiente, decidí volver a casa, cuando estuve frente a la puerta no me atrevía a entrar. Abrí la puerta muy despacio, entré al hall y me quedé ahí, sin moverme, mirando hacia la escalera, como si insconcientemente esperara ver o escuchar algo.
Subí la escalera, fui a la habitación y al abrir la puerta via esa diniestra niña, allí parada en el medio de la habitación, sentada en el suelo. Desde la puerta pregunté qué quería de mí, que me dijera su nombre. Se escuchó una gran carcajada que retumbó por toda la casa. De repente la puerta se cerró y me quedé allí dentro, frente a esa "niña". Se levantó, y levitó como a unos 30 centímetros del suelo, levantó la cabeza y dirigiendo su mirada (o su no mirada porque las cuencas de sus ojos estaban vacías). Se iba acercando lentamente a mí, yo me iba pegando a la puerta más y más. Cuando estaba a menos de 1 metro de mí cerré los ojos y empecé a rezar todo lo que se me pasaba por la cabeza.
Sentía su respiración cerca de mi cara, pero no me atrevía a abrir los ojos, escuché un susurro en mi oido de una voz terroríficamente siniestra que me decía:
"¿Crees que ese dios tuyo te va a ayudar? Tiene cosas mucho más iportantes que hacer que salvar tu alma. Tu alma me pertenece, es mía y tu dios no te va a ayudar en nada".
De repente me armé de valor y abrí los ojos, allí estaba aquello, frente a mi, con una sonrisa siniestra dibujada en su cara. De pronto a través de la ventana se obsrvó la luz de los faros de un coche que iluminó toda la habitación, y en ese mismo momento tras dar un grito, aquello desapareció. Aproveché para salir corriendo de la habitación y bajé las escaleras como si mi vida se fuera en ello. Llegué a la puerta de la calle y al abrirla me dí de bruces con mi amiga Sally.
Ella me preguntó que qué me pasaba, yo solo podía balbucear:
"¡¡Está aquí, está aquí!!"
Sally me agarró fuertemente de los hombros y me dijo que ella sabía el nombre de aquel ser, que la llevara hasta donde estaba y terminarían con eso de una vez por todas.
Entramos en la casa y tras el último paso de entrada a la casa la puerta se cerró bruscamente, pero no solo la puerta, tras ella se cerraron todas y cada una de las puertas y ventanas. Cuando giramos la cabeza hacia el salón ahí estaba esa cosa, en medio del salón, con la misma sonrisa siniestra. Mi amiga Sally en ese momento sacó de su bolsillo un papel con algo escrito, comenzó a leerlo:
"Marl...".
No terminó de leer cuando de repente y saber cómo ni por qué, salió disparada hacia la pared que se encontraba junto a la chimenea. Cayó al suelo inconsciente, yo desde la otra punta gritaba su nombre para que despertarla, pero no despertaba. Aquella cosa soltó una carcajada y dijo:
"Ella no te va a ayudar. Ni ella ni ese dios tuyo al que tanto le pides ayuda. Tu alma será para mí.".
No sé de dónde, ni como saqué fuerzas y corrí hasta donde estaba mi amiga, abrí su mano para coger el papel el cual comenzó a leer y no pudo. ¡¡El papel no se encontraba en su mano!! miré hacía la chimenea y allí estaba, medio quemado por las llamas, lo cogí con tanto ímpetu que ni noté el calor del fuego ni las quemaduras que me hice en las manos. Se había quemado la mitad del papel, solo se apreciaban 3 letras; ...OKE.
Aquella cosa dió un gran alarido y se acercaba hacia mí a gran velocidad, Yo no sabía como con solo aquellas 3 letras podía adivinar su nombre, pero recordé cuando Sally empezó a leer el papel y leyó; MARL...
Entonces uní lo que dijo Sally y lo que ponía en el papel y grité, grité muchísimo la unión de aquellas palabras:
¡¡¡MARLOKEEEEEE!!!
Aquella cosa se detuvo en seco, y tras gritar desaparció. Enseguida miré a mi amiga que parecía que estaba recuperando el sentido, nos fundimos en un fuerte abrazo y le dije que todo había terminado.
Pasaron 6 meses de aquello, en casa se respiraba un ambiente tranquilo, de paz y sosiego.
Por la noche me fui a dormir porque al día siguiente madrugaba para ir al trabajo, me cepillé los dientes, y me metí en la cama. Cuando apagué la luz sentí un escalofrío que recorrío todo mi cuerpo, encendía la lamparita de la mesita de noche y miré hacia la ventana por si estaba abierta, ¡estaba cerrada! Apagué la lamparita y escuché un grito dentro de la habitación que dijo:
"¡¡¡Ahora si será mía tu alma!!!
¿Pero cómo puede ser si terminé con aquella cosa? ...
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