El abogado Sigmund Adam, propietario del bufete de la calle Konigstrasse, en el número 13, se quedó asombrado por los extraños sucesos que ocurrieron aquí en el año 1967.
El primer fenómeno se dio por la mañana, cuando una empleada contratada recientemente llamada Anne-Marie Scheneider, fue a colgar su abrigo en los guardarropas y la lámpara de este comenzó a balancearse sin que ella se diera cuenta. Fue uno de los empleados quien la avisó y de esta manera pudo protegerse de los cristales de la bombilla que estalló sobre su cabeza.
En los días siguientes los tubos fluorescentes no paraban de averiarse hasta el punto de quedarse sin luz en las oficinas. Cuando los electricistas revisaron los tubos, estos se habían girado 90 grados, interrumpiendo la electricidad en todos aquellos. Una vez reparados incluso llegaban a explotar.
La oficina estaba envuelta en un caos y el dueño no daba crédito a lo que estaba viviendo. Los empleados empezaron a quejarse de unos extraños "chasquidos" que se producían durante las conversaciones telefónicas. Extrañas interferencias que incluso cortaban la línea. En algunas ocasiones empezaban a sonar todos los teléfonos de la oficina a la vez y al descolgar no había nadie en el otro lado.
Las fotocopiadoras y las máquinas de escribir en ocasiones se ponían a funcionar solas. Todas las comunicaciones se colapsaban y el nivel de consumo de las facturas aunmentó considerablemente, quedando reflejadas en estas números desconocidos que nadie había marcado. Se llegó incluso a cambiar la centralita entera y sustituirla por material nuevo para descartar algún posible defecto. Además se instalaron junto a la centralita dos contadores para registrar todas las conexiones de esta.
Los lectores de llamadas comenzaron a registrar marcaciones a un número de información horaria.
"En cinco semanas - explicó Herr Adam (dueño del bufete) - el número fue marcado entre quinientas y seiscientas veces. Un día fueron voces. Yo estaba furioso con la compañía telefónica. Pensé en fundar asociación para la protección de usuarios".
El dueño del bufete llegados a este punto solicitó la ayuda del prestigioso doctor Hans Bender, del Instituto de Parapsicología de la Universidad de Friburgo. Este hombre junto a un equipo de 40 personas especializadas comenzó a principios de Diciembre la investigación del caso.
Hans Bender
Se instaló un equipo para medir las distintas fluctuaciones del voltaje y de los campos magnéticos. Se controlaron los cambios de temperatura, los niveles acústicos y de ultrasonidos. También se instaló un controlador más potente para realizar un seguimiento de las llamadas telefónicas.
Finalmente este fue el informe que dictaminó el doctor Hans Bender a través del Instituto de la Universidad de Friburgo:
- Los fenómenos existen, han sido observados y detectados por los instrumentos de medida.
- No existen alteraciones magnéticas observadas que produzcan los fenómenos.
- No se detecta ningún campo electrostático intenso que produjera los fenómenos.
- Se producen variaciones de tensión que no proceden de alteraciones de la central transformadora.
- No se registran fuentes ultrasónicas ni infrasónicas.
- No se detecta ninguna manipulación fraudulenta.
- Los fenómenos observados desafían las leyes conocidas.
- La manifestación de los fenómenos es el resultado de una fuerza aperiódica y de breve duración.
- Los fenómenos son dinámicos y actúan sobre las masas.
- Los fenómenos se manifiestan controlados por fuerzas inteligentes.
Cuando Bender entrevistó a Anne-Marie, la joven estaba muy nerviosa y casi al borde de un ataque de histeria. Lo cierto era que cuanta más tensión acumulada más violentos eran los fenómenos. Se llegó a la conclusión de que Anne los estaba provocando de manera inconsciente.
Anne-Marie Schneider
El señor Adam le dio una semana de vacaciones a Anne-Marie y los fenómenos cesaron. Después de esta semana vacacional fue despedida y en esta oficina todo volvió a la normalidad.
Bender comentó que después de 38 casos de poltergeist que había estudiado hasta el momento, el caso Rosenheim fue el más espectacular.
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