El 30 de Agosto de 1977, en el barrio de Enfield de Londres, Peggy Harper se despertaba horrorizada por los gritos procedentes de la habitación de sus dos hijas. A partir de ese momento se desencadenaron toda una serie de fenómenos paranormales en esta vivienda que a día de hoy siguen sin tener explicación.
Calle Green Street donde se ubica la vivienda
Peggy Harper era una señora divorciada de 40 años que vivía con sus 4 hijos en una acogedora casa en el barrio londinense de Enfield. Sus cuatro hijos eran: Margarita de 13 años, Janet de 11 años, Pete de 10 y Jimmy de 7 años.
La noche del 30 de Agosto, Peggy escuchó a sus hijas Pete y Janet gritar y subió rápidamente a la habitación de sus hijas que estaban juntas ya que compartían habitación. Cuando Peggy entró, sus hijas entre sollozos le dicen que su cama ha comenzado a agitarse violentamente. La madre cree que todo ha sido una pesadilla y las tranquiliza hasta que se vuelven a dormir.
La noche siguiente, sobre las 9:30, volvió a ocurrir algo que alarmó a las dos niñas. Inmediatamente llamaron a su madre a la que le contaron que una silla no paraba de moverse, así que Peggy se llevó la silla del dormitorio para tranquilizar a sus hijas, dándoles las buenas noches y apagando la luz. Fue en este instante cuando Peggy escuchó unos extraños ruidos que provenían del suelo de la habitación. Encendió la luz, comprobó que sus hijos estaban acostados en la cama y cerró la puerta.
Cuando Peggy salió de la habitación y empezaron a escucharse extraños golpes resonando por todas las paredes de la casa. Al encender de nuevo la luz vio como un pesado baúl que había sido utilizado para la mudanza estaba desplazado unas 18 pulgadas de su sitio original y fue en este momento cuando supo que no eran sus hijos quienes producían estos fuerte ruidos, al menos físicamente.
Peggy volvió a poner el baúl en su sitio, y en cuanto se dio la vuelta, el baúl se volvió a arrastrar solo hasta la posición anterior. Esta vez, con la luz encendida en sus narices.
Viendo que las luces de los vecinos estaban encendidas, la señora Harper, todavía con ropa de cama, llamó a la puerta de al lado para que sus vecinos le ayudaran a registrar la casa y el jardín, pero no encontraron a nadie.
Instantes después los vecinos también oyeron los golpes en las paredes que se repetían durante cortos intervalos. A las 11 de la noche llamaron a la policía y también pudo escuchar los golpes. Un oficial incluso afirmó que una silla se movía inexplicablemente por toda la casa y firmaron más adelante una declaración escrita para confirmar los acontecimientos.
Al día siguiente los fenómenos continuaron y la angustia de esta familia fue creciendo. Afirmaron ver juguetes volar por la habitación de los niños. Estos sucesos se convierten en algo común durante los siguientes tres días.
Harper y sus vecinos fueron a la prensa. El Daily Mirror envió a un redactor, George Fallows, a un fotógrafo, Graham Morris, y un reportero, Douglas Bence. Después de estar en el interior de la casa durante varias horas no ocurrió nada y los reporteros decidieron marcharse y cuando casi estaban en su coche los llamaron, volvieron a la casa, y pudieron presenciar como un ladrillo de lego golpeó la frente del fotógrafo mientras intentaba tomar una fotografía.
Más adelante, cuando el fotógrafo reveló la fotografía notó que tenía un inexplicable agujero y que el ladrillo volador que le golpeó no podría ser visto por nadie. En este momento George Fallows llamó al SPR (sociedad para la investigación Psíquica), inmediatamente llamaron a Maurice Grosse, uno de los miembros que residía en la zona norte de Londres.
Maurice Grosse
Una semana después de que comenzaran los fenómenos, el 5 de Septiembre Grosse llegó a la casa, pero durante los días siguientes no hubo actividad paranormal. Fue el 8 de Septiembre, mientras que Grosse y los periodistas vigilaban la casa, cuando entre las 10 y las 11 de la noche oyeron un fuerte golpe en el dormitorio de Janet. Al subir y entrar en la habitación vieron una silla suspendida en el aire a una altura de 1 metro. Janet se encontraba dormida y una hora después la silla volvió a levitar y el fotógrafo Morris capturó el acontecimiento. Grosse experimentó en ese momento varios sucesos paranormales, ya que las puertas se abrieron solas y sintió una fría corriente de aire recorriendo su cuerpo. También uno de los juguetes voló sin que nadie visible los lanzara.
El 10 de Septiembre, el caso del poltergeist de Enfield salió en primera página en el periódico Daily y pronto la radio LBC de Londres se hizo eco de la noticia. Esa misma tarde, Grosse, la señora Harper y sus vecinos participaron en un programa de TV.
Los fenómenos paranormales continuaron, los sistemas eléctricos de la casa empezaron a surgir interferencias, los objetos desaparecían y aparecían inexplicablemente horas después, las grabaciones de los reporteros de la BBC se borraban misteriosamente y una cámara de infrarrojos instalada en secreto en el dormitorio apareció completamente averiada.
Grosse pronto se unió a la investigación con el escritor Lyon Playfair y los dos pasaron los siguientes dos años estudiando el caso, hasta que finalmente los sucesos cesaron. Los golpes en las paredes y entresuelo de la vivienda se convirtieron habituales cada día, los muebles se movían y eran lanzados escaleras abajo, los cajones de los muebles salían disparados, los juguetes y otros objetos volaban por la habitación, misteriosos charcos de agua se encontraron en el dormitorio, surgían de la nada brotes de fuego que se extinguían inexplicablemente sin dejar rastro de quemaduras, cortinas que se retorcían como si fueran sacudidas por el viento cuando todas las puertas y ventanas de la casa se encontraban cerradas, incluso sucedieron casos de levitación humana. Janet aseguraba haber sido tomada y arrojada al aire por una entidad invisible (esto está atestiguado por los vecinos).
Ambas muchachas decían que la fuerza invisible las sacaba de la cama y Janet aseguró que la cortina del lado de su cama se retorcía varias veces en espiral y se le enrollaba en el cuello intentando estrangularla, esto fue confirmado por su madre que fue testigo del suceso más de una vez.
Uno de los fenómenos que más sorprendió a los investigadores fue una voz áspera y masculina que salía de la garganta de Janet. La niña afirmó que en esos momento no ejercía ningún control sobre su propia voz y entraba en trance. La voz decía que pertenecía a varias identidades y hablaba a menudo en lenguaje obsceno.
Janet con 11 años
Janet en la actualidad
Una de estas identidades aseguraba que había muerto en esa misma casa. Esta era la única voz que podían verificar, la conclusión fue que se trataba de un hombre que había muerto años atrás en esa misma casa, y de este acontecimiento no sabían nada ningún miembro de la familia.
Llegaron a ir a psiquiatras y médicos locales para estudiar a Janet y saber si padecía alguna enfermedad mental, tenía una segunda personalidad o había realmente una entidad paranormal.
Maurice Grosse comentó a los especialistas que esas extrañas voces no parecían pertenecer al espectro vocal de Janet, pero estos le contestaron que todos tenemos un segundo registro de voz y que si se entrena adecuadamente podemos llegar a utilizarlo. Aún así, añadieron que producir una voz tan grave y profunda como la que producía Janet únicamente podía ser posible tras un proceso muy costoso y doloroso.
Grosse concluía que la misteriosa fuente de la actividad del poltergeist parecía tener inteligencia, puesto que obtenía respuestas a preguntas simples (tal como ocurrió en la casa de las hermanas Fox) mediante golpes secos o rápidos, un golpe seco para contestar con un no y tres para contestar con un si. Durante una de las sesiones, Grosse preguntó cuanto años había vivido la supuesta entidad en la casa, la contestación llegó con 53 golpes. Finalmente los fenómenos cesaron.
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